martes, 27 de mayo de 2014

poe y thoreau



Nadie pone nunca a Poe y Thoreau en el mismo plano. Representan extremos opuestos del pensamiento norteamericano. Pero ahí está lo bueno. Un borracho del Sur..., políticamente reaccionario, de modales aristocráticos, imaginación fantasmagórica. Y un abstemio del Norte...., de opiniones radicales, comportamiento puritano, lúcido en su trabajo. Poe representa el artificio y la oscuridad de una habitación a medianoche.  Thoreau es la sencillez y la claridad del aire libre. A pesar de sus diferencias, sólo se llevaban ocho años, los que los hace casi exactamente contemporáneos. Y ambos murieron jóvenes: a los cuarenta y cuarenta y cinco años. Entre los dos apenas vivieron más que un viejo, y ninguno de ellos dejó descendencia. Con toda  probabilidad, Thoreau llegó virgen a la tumba. Poe se casó con su prima adolescente, pero aún queda la incógnita de si el matrimonio llegó a consumarse antes de la muerte de Virgina Clemm. Llámalos paralelismos, coincidencias, pero esos hechos externos son menos importantes que la íntima verdad de su vida. A su manera desenfrenadamente personal, a los dos  les dió por reinventar Estados Unidos. En sus reseñas y artículos críticos, Poe combatió por una nueva literatura autóctona, una literatura estadounidense libre de influencias inglesas y europeas. La obra de Thoreau representa una incesante arremetida contra el orden establecido, una batalla por encontrar una forma de vivir en esta tierra. Ambos creían que los Estados Unidos se estaba hundiendo y los dos opinaban el el país estaba siendo aplastado por una montaña de máquinas y dinero. ¿Cómo iba alguién a pensar en medio de toda aquella barahúnda? Ambos querían alejarse de eso. Thoreau se marchó a las afueras de Concord, haciendo como si se hubiera exiliado en el bosque; sin otra razón que la demostrar que eso era perfectamente factible. Poe por su parte, se refugió en el sueño de prefección. Echa una mirada a Filosofía el mobiliario  y descubrirás que su habitación imaginaria estaba concebida exactamente con el mismo propósito. Es un recinto para escribir, leer y pensar, un lugar de contemplación, un refugio silencioso donde el espíritu puede hallar al fin cierto grado de paz.

Paul Auster
Brooklyn Follies