lunes, 8 de septiembre de 2014

No se contar hasta uno.



El tiempo sólo es el río en el que voy a pescar. Bebo en él ; pero mientras bebo veo el lecho arenoso y constato su poca profundidad. Su débil corriente se desliza a lo lejos, pero la eternidad permanece. Querría beber en lo profundo, y pescar en el cielo, en un fondo pedregoso repleto de estrellas. No puedo contar hasta uno. No conozco la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como lo fui el día en que nací. La inteligencia es una cuchilla : discierne y abre su camino en el secreto de las cosas. No deseo tener mis manos más ocupadas de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que mi cabeza es un órgano excavador, como lo son los hocicos y las patas delanteras de algunos animales y ella me servirá para minar y horadar mi camino a través de estas colinas. Creo que el filón más rico se halla en los alrededores, me fío de la varita mágica y de  los finos vapores que se elevan desde la tierra, y aquí comenzaré a excavar.

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