lunes, 27 de octubre de 2014

dickens. paseos nocturnos. perdido



Siendo yo niño muy pequeño, lo mismo en años que en estatura, me extravié un día en la City de Londres.
En este momento se apodera nuevamente de mí el mismo instintivo terror infantil de verme extraviado que sentí entonces. Estoy convencido de que mi terror no habría sido más fuerte ni aunque me hubiese perdido en el Polo Norte en lugar de en aquella calle estrecha, concurridísima e incómoda sobre la que en aquellos tiempos se alzaba el león. Pero este primer pánico mio se consumió en un breve ir y venir de acá para allá entre lloros; después de esto, poseído de un sentimiento de triste dignidad, me metí en una plazuela o patio y me senté en un escalón para meditar en cómo había yo de vivir allí en adelante.
Por más que hago memoria no recuerdo que se me ocurriese, ni por un momento, la idea de preguntar a nadie el camino a mi casa. Quizá en aquel entonces prefiriese yo el triste honor de haberme extraviado; aunque abrigo una gran convicción de que por pensar en lo que había de hacer en el futuro lejano, no tenía ojos para ver lo más inmediato y sencillo. Yo era entonces muy niño, tenñia solo ocho o nueve años.

Charles Dickens
Paseos Nocturnos
Perdido

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