viernes, 26 de junio de 2015

Aira. Varamo



.La casa era pequeña y su capacidad para contener secretos era limitada

.En la Muralla China de la Historia se reflejaba cada una de las pequeñas exentricidades de la existencia individual.

.A esa hora en los interiores, la luz se devoraba a si misma. Eso también hacía ruido. El silencio creaba pequeños "antes" y "después" en las sucesiones de la luz. El ruido mismo hacía ruido, discreto y plegado.

. Los dedos no le obedecían, como un manco acostado dentro de un hojaldre blanco boxeando con una ostra.

. La única realidad eran los hechos, el globo de nácar rosado de lo que pasó.

. Una madre era una criatura que tenía muchas capas de vida superpuestas.

. Varamo tenía esos dos billetes malditos en el bolsillo, como dos alas de murciélago abanicando una aterciopelada tiniebla; le pesaban como pensamientos que todavía debía pensar.


Estas grageas quizás los inspiren a leer la pequeña maravilla que es Varamo de César Aira....

miércoles, 10 de junio de 2015

Cuando terminamos un libro



El instante en que terminamos un libro.
Ese momento en que el universo que habitamos y construímos mientras leíamos se termina, desaparece en el aire y retoma  su condición de ficción donde permanecerá brumoso en nuestro recuerdo.

De algún modo nos entristecemos, dejamos de coexistir con los personajes y los habitáculos que construimos en nuestra mente para que la acción tenga lugar.
Sumergidos en el libro, todo ese tiempo, imagimanos caras, ropas, paredes, miradas, cuidades enteras, letra por letra, frase por frase.

La última palabra de un libro es el indicio de que ese mundo se acaba y quizás ese minúsculo acto sea una pequeña puesta en escena, literaria, de nuestra propia finitud.

E. L.