miércoles, 20 de enero de 2016

Hemingway. Cuentos.






Mientras el bombardeo reducía a añicos la trinchera de Fossalta, él se pegaba al suelo y sudaba y rezaba oh, Jesucristo , sácame de aquí. Jesús de mi vida sácame de aquí. Cristo por favor por favor Cristo. Si me salvas de la muerte haré todo lo que digas. Creo en ti y le diré a todo el mundo que eres lo único que importa. Por favor por favor Jesús de mi vida. El bombardeo se desplazó a otro lado del frente. Nos pusimos a trabajar en la trinchera y por la mañana salió el sol y el día era caluroso y bochornoso y alegre y tranquilo. La noche siguiente, de vueta en Mestre, no le habló de Jesús a la chica con que subió a la habitación de la villa Rossa. Ni a ella ni a nadie, nunca.

domingo, 3 de enero de 2016

Saer. La pesquisa, la adultez






Ahora, es por fin un adulto, y ser adulto significa justamente haber llegado a entender que no es en la tierra natal donde se ha nacido, sino en un lugar más grande, más neutro, ni amigo ni enemigo, desconocido, al que nadie podrá llamar suyo y que no estimula el afecto sino la extrañeza, un hogar que no es ni espacial ni geográfico ni siquiera verbal, sino más bien, y hasta donde esas palabras puedan seguir significando algo, físico, químico, biológico, cósmico, y del que lo invisible y lo visible, desde las yemas de los dedos hasta el universo estrellado, o lo que puede llegar a saberse sobre lo invisible y lo visible, forman parte y que es ese conjunto que incluye hasta los bordes mismos de lo inconcebible, no es en realidad su patria sino su prisión abandonada y cerrada ella misma desde el exterior - la oscuridad desmesurada que errabundea, ígnea y gélida a la vez, al abrigo no únicamente de los sentidos, sino también de la emoción, de la nostalgia y del pensamiento.

La pesquisa
Juan José Saer