Lo confieso, no soy hombre de bilbliotecas, esos enormes conservatorios de lo impreso. Amo demasiado los libros para soportar visitarlos tan solo y poder abandonar los volúmenes , a la hora de cerrar, a los guardianes de sus gloriosas Bastillas. Me gusta que los libros compartan mi vida, me acompañen, callejeen, trabajen y duerman en mi compañia, se rocen con las venturas del día y los caprichos del tiempo, acepten citas conmigo a horas "imposibles", ronroneen con la gata al pie de mi cama, o se arrastren con ella en la hierba, doblen un poco la punta de sus páginas en la hamaca de verano, se pierdan y se encuentren de nuevo.
viernes, 22 de agosto de 2014
viernes, 8 de agosto de 2014
comer y pensar
En su opinión, los poderes del intelecto tenían una íntima conexión con las facultades del estómago. No creo, en realidad, que discrepara mucho con los chinos, para quienes el alma se aloja en el abdomen. En todo caso, pensaba él. tenían razón los griegos, que usaban la misma palabra para la mente y el diafragma. Φpεvες
sobre un filósofo que tenía un restaurante
Edgard Allan Poe
Cuentos de humor y de sátira
Bon-Bon
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